Hoy y sin esperarlo hemos tenido compañía en la salida bicicletera, cuando subíamos a Dílar por la carretera que une nuestro pueblo con esta localidad, ha aparecido un antiguo compañero de fatigas en velocípedo y se ha apuntado al recorrido sin pensarlo dos veces. Es muy frecuente que decidamos subir a la “fábrica de la luz” al menos una vez a la semana, es un recorrido sencillo y muy recomendable para aquellas personas que salgan en bici o que tienen poco tiempo para entrenar.

Archivo de ruta

En el pilar de las “aceitunas aliñás” llenamos agua y para el río por el Camino de la Fábrica, como a unos cien metros de empezar la carretera en la parte izquierda de esta sale un desvío, no metemos por ahí y seguimos sin parar (es una opción muy entretenida, en su mayoría sin asfaltar con rincones espectaculares, os lo recomendamos…). ¡CUIDADO! Si pasas por esta vereda a partir de las 8 de la tarde en verano será inevitable que te encuentres a mujeres y algún hombre andando, llevan botellitas de plástico llenas de agua, pantalón corto y camiseta de tirantes, andan como si tuviesen prisa y por supuesto hay que tener mucha precaución, pues se asustan con extrema facilidad de los ciclistas (extraños seres que montan en una aparato con dos ruedas y visten ropas de colores chillones…). La “técnica de la maneta de freno” es buena para avisarles de nuestra presencia y que no se crucen o se espanten cuando pasemos a su lado, pero el grito de: ¡Señora! ¡Que no tenemos pito! es la solución más efectiva que se conoce, originando el consiguiente cachondeo y risitas en las mozas andarinas.

Subir por el río se ha vuelto un poco monótono, han hormigonado hasta el chiringuito de Alvarito y no nos gusta como ha quedado, de ahí para arriba ya mola más, se puede seguir por el camino o por medio de alguna alameda, puesto que han hecho un acceso para minusválidos. El regreso a casa fue por asfalto con parada para tomar algo en casa de la madre de nuestro ocasional acompañante, un melocotón y unos paraguayos fueron nuestra exquisita merendola, los “buitres leonardos” no hacen asco a nada…¡Hemos vuelto!

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