La ultima imagen que quedó marcada en la zona mas sensible de mi
retina fue aquella cómplice sonrisa.
Un simpático comentario y una mirada que terminó por perderse a traves de aquellas ventanas que ejercían de testigos mudos para terminar posándose sobre las hojas mustias de los naranjos al sol.
Te encontrabas tan feliz pensando en lo que empezaría en pocas horas para ti que en aquel momento no fuiste consciente de mis pensamientos.
Y eso era lo importante. Disfrutar del momento, del instante en el que el tiempo se detiene para permitir que se crucen dos miradas.
Dos miradas que probablemente no volverían a cruzarse. Era la segunda vez que sentí aquella sensación de que no volvería a verte. La segunda vez que te vi por última vez. La segunda vez que quise dejarte alguna forma de contacto, si hubiese percibido en ti un mínimo interes.
Levanté la mirada y ya no estabas alli. Me llamo ignoro, y vivo en el país del olvido.
Escuchando: Melendi – Con solo una sonrisa
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julio 29th, 2005 en 19:43
Has conseguido que me estremezca al leerte… La segunda vez que quise dejarte alguna forma de contacto (¿el último intento?).
Besos de una maia.
julio 30th, 2005 en 01:50
Me da cosilla comentar en algo tan personal, pero es que me ha gustado un montón la foto que has puesto para ilustrar el post, y quería decirtelo…
julio 30th, 2005 en 17:06
Es una idea que me pasa por la cabeza desde hace muchos años. Sobre todo cuando vas en un tren y te cruzas con otro, o en un autobús y se cruzan las miradas…
Se me ocurren historias de lo que podía haber sido en el caso de…
Un abrazo
agosto 2nd, 2005 en 00:53
Me llama mucho la atención eso de las miradas perdidas. (gran titulo, para una canción o una pelicula) podría tener un registro con las miradas que más me encantaron y nunca más volví a ver.
SALUDOS, PATRICIO.
febrero 28th, 2007 en 22:03
Hola¡
Entré buscando fotos sobre el olvido para alguna que otra entrada. Me gustó esta y quise saber para que había sido utilizada. Me ha llegado lo de «la segunda vez que te vi por última vez»
Es curioso que en ocasiones pensemos que no sienten interés en nosotros y, con el tiempo, descubres que no es así. Que el interés era mutuo, pero no supimos reconocernos en la otra mirada.
Me ha gustado esta historia. Me quedaré por aquí leyendo un poco más.
Saludos